PASEOS POR LA ZARAGOZA DE LAS MUJERES

 5 agosto 2021

 

Las ciudades son espacios complejos que compartimos más de la mitad de la humanidad. A lo largo de su historia milenaria se han transformado y han adoptado innumerables formas, estilos y usos. Desde sus propios orígenes, han ido creciendo hacia la periferia con grupos de casas, más o menos apartadas del centro, los barrios o arrabales. Cada uno nació de una determinada manera y se fue diferenciando de los otros y del centro. Una vez consolidados, han dejado de ser periféricos y se han integrado plenamente en la ciudad hasta convertirse en la base de los actuales distritos municipales.

Conocer nuestro barrio es un primer paso abierto para conocer nuestra ciudad. El barrio es, la mayor parte de las veces, una ciudad en miniatura, donde podemos encontrar todos los elementos necesarios para desarrollar nuestra vida y desarrollarnos como seres sociales. Trasladar estos elementos al resto de la ciudad no es más que ampliar los márgenes y traspasar las fronteras; ese paso que damos un día cuando nos decidimos a salir de los límites de nuestro entorno, porque sentimos seguridad, porque sabemos movernos en un contexto hasta ahora no explorado, pero que sentimos no del todo desconocido.

Las ciudades se llenan de significado con la experiencia vital de las personas que las habitan. Las mujeres somos la mitad de la población, y una mitad muy cualificada en el espacio urbano. Proponemos analizar la ciudad desde la mirada de las mujeres porque queremos visibilizar nuestra experiencia y porque nosotras también consideramos que, si en el urbanismo se tiene en cuenta la perspectiva de género, podemos lograr ciudades más habitables, más inclusivas y más solidarias.

Nos gustaría que la vivencia de pasear nuestro barrio nos ayudase a transformarnos y transformar el mundo en un hábitat libre, compartido.

EL BARRIO DE LAS FUENTES

El barrio de Las Fuentes, al este de la ciudad, en la margen derecha del Ebro, debe su nombre a las viejas acequias que regaban sus huertas. La falta de puentes sobre el Huerva dificultó su ocupación urbana. La transformación se inició con la construcción del matadero, primero utilizado como sede de la Exposición Aragonesa de 1885, la Estación del Bajo Aragón y la llegada del tranvía. Está delimitado por los ríos Ebro y Huerva y por el viejo camino que las atravesaba y que conducía a las tierras del sureste, actual carretera de Castellón. En otras épocas tenía difícil acceso pero, en la actualidad, está bien comunicado.